Me atacó una china en NY

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Hoy les voy a contar la vez que casi me ataca una china en Nueva York.

El año pasado me fui a “encontrar a mí mismo” a NY. Desafortunadamente, (y al igual que mi viaje de auto-exploración a Sydney) no me encontré. Lo que sí encontré fue un combate a muerte con otro ser humano.

No, no es la vez en la que una hobbo que caminaba adelante de mi agarró un ticket del suelo, se limpió la cola con el y luego me aventó el ticket lleno de caca. No, esta vez les voy a contar de cuando una china me atacó.

Antes de que todos los “PC” millenials se me vengan encima, le voy a decir china porque es muy chistoso decirle china y porque en realidad nunca supe si era de Japón, Corea, Laos, Vietnam, Tailandia, Mongolia o, in fact, de China.

Entonces pues, era probablemente mi segunda semana en Nueva York y aún no tenía un trabajo formal (SPOILER ALERT: Nunca tuve uno) así que pasaba mis días tomando café con leche en vaso de un litro de Dunking Donuts y haciendo “tasks”.

Si eras nivel básico en la prepa “tasks” son tareítas pendejas con las que te dan 5, 20, o si tenías mucha suerte, 25 dólares. El sueño americano.

Mi prima administraba el depa en Chelsea de una chava que lo rentaba por AirB&B. Y ese día tenía otros compromisos que hacer así que no le daba tiempo de “administrarlo”.

ENTRA – Alberto.

La tarea era muy fácil: Ir por las llaves del departamento, entrar y esperar a los inquilinos a que llegaran para darles las mentadas llaves.

Sencillo, ¿No?… NO.

Mi prima me habló esa mañana por teléfono y me dio los datos. Fue un PEDO escuchar bien lo que decía porque un maldito latinofóbico de Best Buy me engañó y me vendió el peor teléfono del mundo. Pero la info era sencilla: Recoger las llaves en el Laundry de al lado, regresar a la pinche dirección y subir al departamento 4F para ahí esperar a que llegaran los inquilinos. Hasta lo escribí en mi libretíta.

En NY los departamentos normalmente son (Número)F o (Número)R. Que significan Front y Rear. Por ejemplo, el departamento 3F está en el tercer piso y da a la calle mientras que el 2R está en el segundo piso y da al patio de atrás.

Así que ya, fui al puto Laundry y pedí las llaves, me las dio otro asiático inmigrante más, de los que hay pa’aventar al cielo en Manhattan, y corrí-corrí al edificio porque quería tener mucho tiempo extra para gastarme el WiFi del depa.

Llegué al edificio y abrí mi libretíta de nuevo. En un círculo había escrito 4F, así que subí cuatro pisos hasta llegar al departamento 4F.

Al llegar a la puerta, agarré la llave y la metí en la ranura. No pude darle vuelta. Tal vez si aplicaba presión funcionaría. Los pinches edificios de Manhattan tienen 100 años, seguro la puerta está jodida, pensé. Pero al aplicar presión la puerta se abrió sola. Estaba solo emparejada.

“HELLO!?” Se escuchó de adentro.

Morí. Me cagué y morí.

“OH! I’m sorry, is this Carla’s apartmen—“

“WHO THE FUCK ARE YOU?!?!”

Acto seguido, una china de como 35-40 años apareció en la puerta. Medía como 1.20 y estaba en ropa interior como si esto fuera la producción más austera de Miss Saigón del mundo.

“Oh, I’m A—“

“WHO THE FUCK ARE YOU?! WHY ARE YOU TRYING TO GET INTO MY HOUSE?!”

(Jaja, “house”? Pinche china, estos departamentos de 4mill de dólares no son ni mi clóset back in Mexico)

De ahí pasé a intentar explicar que me dieron esta dirección y que cuando puse la llave la puerta se abrió porque no estaba cerrada bien. Y la china lo tomó muy bien— me arrancó las llaves de la mano y se encerró en el departamento.

Yo me congelé en el pasillo. La alfombra era color verde obscuro y las puertas café. Parecía una toma de alguna película de Wes Anderson.

La escuché hablando por teléfono. “Verga, hoy me regresan a México. Y sin haber logrado ser una maldita estrella internacional.” Seguro estaba hablando con la migra- No.- Seguro estaba hablando personalmente con Donald Trump. Esta noche me corren.

Ni madres. Esta noche no me voy. Ni siquiera he ido a poner mi mejor cara de “an sorri” y tomar fotos chidas pal instagram donde estaban las torres gemelas.

Empecé a tocar la puerta. “Excuse me?, Excuuuuuse me?” Y nada. Ya sudaba a gota gorda. Después de un par de minutos en los que yo sentía que la migra ya estaba subiendo las escaleras del edificio se abrió la puerta y la china me dijo que estaba hablando con su abogado (Y no de mí, afortunadamente). “MOVE!” me dijo mientras me hacia a un lado para ir a probar las llaves en el departamento donde debí de haber ido en primer lugar. Obvio se abrió sin pedo.

Luego regresó a su puerta, la cerró y probó las llaves. OBVIO no funcionaron. Yo siempre tuve la razón, china loca, habías dejado tu puerta emparejada.

Después de esa realización la china y yo nos hicimos buenos amigos y en Febrero 2017 nos casamos en la Riviera Maya.


 

Dispensen el abrupto y anticlimático final pero me di cuenta que es una historia muy tonta y me aburrí. Ni lo voy a editar.

Gracias por leer, though!