Como el buen agnóstico que soy, yo creo en la ciencia, en lo físico, en lo comprobable, en el método científico, en los pinches fantasmas de Actividad Paranormal y en los demonios que poseen (SIEMPRE. Think about it) a las adolescentes caucásicas Norteamericanas.
Ahora, los devotos cuentan que cuando una persona muere su alma se queda 3 días en la tierra para despedirse, dar paz a sus familiares y asustar a la pinche tía que nunca regresó los tuppers. Sólo están tres días porque ese es el numero chido de Yisus, o algo así. Y en esos días, se cuenta, que la “actividad paranormal” esta a full porque pues los difuntos apenas están aprendiendo a usar sus superpoderes fantasma y no los pueden controlar… O algo así, no sé.
Y si creen que sólo las personas se quedan esos tres días PUES NO. –¿Que nunca vieron ‘Todos los Perros Van al Cielo’?– Una vez alguien me contó que su perro había fallecido y en ese lapso de tres días aún sentía como algo se subía a la cama en el mismo lugar donde el perrillo lo hacía.
¿Espíritus o mecanismos de asimilación?, nadie sabe a ciencia cierta. Lo que sí sé es que este fenómeno pasa muy seguido…. Y más en provincia.
¯\_(ツ)_/¯ ¿Quién sabe?
En fin, hoy les voy a contar de la vez en la que el espíritu/fantasma/poltergeist de mi difunta abuela se me apareció.
Mi abuela materna sufrió una embolia en el verano del 2001. Y después de muchos procedimientos médicos, lamentablemente, falleció a la edad de 81 años.
De der a izq: Mi abuela (viva), mi prima, mi tío, Johnnie y mamá. Todos en los 90’s.
Mi familia y yo viajamos a Torreón, Coahuila a hacer todo lo que se hace cuando muere un familiar. Nos quedamos en la casa de mi abuela.
Los días que estuvimos ahí la mayoría de nosotros experimentó “sucesos paranormales”.
Las Fotos
Vamos a empezar tranqui, porque ASTA SA VA A DASCANTRALAAAR.
La casa de mi abuela era de dos plantas. El cuarto de mi abuela y el de mi abuelo (Don’t ask) estaban en el piso de abajo porque ya eran muy viejos para subir escaleras y así.
Este piso tenía dos baños de visitas. Uno común y corriente, cerca de la sala y otro por la entrada principal.
Este último era un poco extraño porque tenías que bajar unas escaleras a un claro donde a la izquierda había una puerta para un clóset y a la derecha estaba la puerta del baño. Estaba como a nivel bajo-tierra.
En este claro, en medio de las dos puertas había un mueble con marcos de foto en el. Entre ellas había unos pequeños marcos de foto que estoy a punto de mostrar…
#SoKawaii
… Uno con la cara de mi prima y otro con la mía.
“¡Ok PTM, Alberto, corta la exposition y ya cuenta algo de miedo!”
Lo bizarro es, que todas las mañanas nos despertábamos y cuando íbamos a donde las fotos, todas estaban perfectas, EXCEPTO LA DE MI PRIMA Y LA MÍA. Todas las mañanas, inexplicablemente (en ese punto), amanecían boca abajo. Solo esas dos. Ninguna otra se movía. Las volvíamos a poner en su lugar y Belcebú las tiraba en la noche. OMAIGOSHBISH!
La Sombra
Como les decía, toda la actividad regular pasaba en el primer piso, al segundo casi nadie subía a menos de que hubiera visitas.
El segundo piso constaba de un claro enorme donde había una segunda sala, un baño, un pasillo lleno de cruces que daba a la terraza y un MUY OSCURO pasillo que daba a dos habitaciones más. Los cuartos de visitas. Uno de ellos contaba con dos camas individuales, y mis papás se quedaban en ese cuarto.
¿Arquitecto de clóset?
Una noche, mi mamá se despertó de la nada y miró hacia mi papá que estaba dormido. Cuenta que, sin razón aparente, empezó a sentir mucho miedo y cuando volteó a los pies de la cama notó que una de las esquinas de la habitación estaba mucho más obscura que el resto del cuarto.
La luz de la luna, extrañamente, no tocaba esa esquina. Mi mamá quedó paralizada. La sombra parecía palpitar lentamente, haciéndose un poco más grande, y luego regresando al tamaño de inicio.
Dice esta mujer, que intentaba hablar y despertar a mi papá pero que la voz no le salía de la boca y que no podía mover el cuerpo. Así pasó tiempo, no puede concebir cuanto, hasta que pudo voltear de nuevo a donde mi papá y decir su nombre.
Mi papá despertó y cuando mi mamá volteó a la esquina, la sombra había desaparecido.
La Cruz
¿Se acuerdan que el pasillo que daba a la terraza estaba lleno de cruces? Bueno, pues mi abuela era la una de tres abuelas que coleccionaba cruces. Y las tenía todas bien organizadas y colgadas en esa pared. Tenía cerca de 50, pero su favorita era una cruz verde de madera que mi prima le había hecho cuando estaba en kinder.
Si eres vampiro y no conoces una cruz pues es básicamente un rectángulo vertical y otro horizontal más pequeño cruzándolo. Y normalmente se cuelga de “la cabeza” del primero.
Una tarde, mi prima y yo estábamos en la sala del claro platicando. Ella le estaba dando la espalda a la pared de las cruces. Por alguna razón que no recuerdo, éramos los únicos en la casa.
Estábamos en eso cuando de repente algo captó mi atención atrás de mi prima, y cuando me di cuenta me congelé.
Si bien no había un patrón de colgado en las cruces, todas estaban paradas como lo hace cualquier cruz en una pared. Todas, excepto una. La cruz verde estaba anormalmente ladeada hacia un lado.
Cuando mi prima vio mi cara volteó a ver la pared, cuando vio la cruz soltó un grito espantoso y eso me sacó del shock. Ambos corrimos al piso de abajo y salimos de la casa a la banqueta.
Ahí estuvimos hasta que llegaron nuestros papás.
¿Quién es ese señor?
Mi hermano en ese entonces aún no hablaba fluido pero ya decía palabras básicas y formaba oraciones sencillas.
En la casa de mi abuela rara vez se usaba la puerta principal. Siempre entraba la gente por la puerta del garage que daba a un pasillo en la cocina. Y en ella, había una barra/ante-comedor.
Una foto de la barra de la cocina. Atrás, el pasillo que daba a la puerta del garage.
En una de esas ocasiones, llegamos a la casa y entramos por esa puerta. La casa estaba sola. Mi papá traía a mi hermano en un brazo. Apenas cruzamos el umbral de la puerta cuando mi hermano volteó su cuerpo para abrazar a mi papá. Mi papá dice sentir un escalofrío justo en ese momento.
“¿Qué pasó?” Dijo mi papá.
“¿Quién es ese señor?”, contestó mi hermano.
En el momento mi hermano no quiso contestar más preguntas y se puso muy nefasto (más nefasto de lo que se es a los 3-4 años). Después, en otro lado de la casa, pudimos obtener de él más información.
Nos dijo, que cuando entramos, había un señor sentado en la barra. Mirándolo fijamente y golpeando impacientemente la barra con la punta de sus dedos.
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Eso fue lo que vivimos en los pocos días que estuvimos visitando la casa de mi abuela, mi difunta abuela, MUAJAJAJA!
“Oye, Alberto, yo nunca leí que se te apareciera tu abuela.”
Cierto. Deja te canalizo a este link: [LINK]
¡Gracias por leer!
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Ahora, si no quieres irte a la cama en TERROR ABSOLUTO MUNDIAL, también he escrito un…
Epílogo
Como lo di a entender al principio, soy muy escéptico y un poco cínico. Y después de años de practica y retrospección, he llegado a algunas conclusiones. Y cuando digo “He llegado” me refiero a “Me dijeron ‘No seas pendejo, mira.’”.
Las fotos caídas, descubrimos, se caían cuando algún vehículo grande pasaba frente a la casa. Al ser el cuarto más cercano a la calle, las vibraciones llegaban directo. Y sólo se caían esas dos porque los otros marcos eran más grandes y pesados.
La sombra, años después concluimos gracias a un documental MUY MAMÓN que todo mundo debería de ver llamado “The Nightmare”, fue producto del estrés que causó una especie de Paralísis de Sueño. Fenómeno real y comprobable que da más miedo que un puto fantasma maligno. [Googléenlo.]
La cruz fue lo más pendejo. Cuando llegaron nuestros papás, subimos todos juntos a ver la cruz maldita. Y cuando se acercó mi tía a inspeccionarla (fue la única valiente) nos dimos cuenta que no estaba clavada de la “cabeza”, si no de un “brazo”. Por eso estaba ladeada. JAJAJA qué imbeciles.
Ahora. El hombre en la cocina es el más interesante y bizarro. Hasta esta fecha no hemos podido encontrar explicación.
… ¡Pero el niño tenía 3 años! A esa edad no saben qué pedo.
Bye!
Lecciones de vida... 