¡ME GOLPEÓ UNA PANDILLA DE CHOLOS!

Esta es una de las historias que he contado mil veces, en parte porque es absurdamente buena y en otra porque realmente sólo han pasado como 4 o 5 cosas así de interesantes en mi monótona vida.

Tenía 18 años y NUNCA me había peleado a golpes. Nunca le he hallado el sentido. Nadie gana, es de oso y sinceramente me da ansiedad cabrona cuando la gente lo hace (Excepto con los videos del Black Friday. Amo esa madre).

“Wey, eres puto si nunca te has madreado con otro cabrón.”

prxkkujh

…Well put lipstick on me and call me Nancy Sue.

Obvio hubo un par de ocasiones en las que niños con serios problemas de confianza en ellos mismos me quisieron pegar. El motivo siempre era que la chica que les gustaba estaba interesada en mí (Yo no pedí nacer con excelente simetría, chiavos). Y pesar de que el sentimiento entre esas niñas y yo rara vez fue mutuo, había que depositar toda esa descarga hormonal en alguien. Afortunadamente, nunca pasó a más de “Oye. Pepito te quiere pegar”.

Pasé en saldo blanco la difícil época secundaria y prepa –donde todos los niños piensan que seguimos en el medievo– siendo en general buena onda con la gente y not giving a fuck si no le caía bien a otra.

Y si discutir con alguien hasta llegar a los golpes en este siglo es completamente estúpido –una demanda legal es mucho más gratificante–, golpearte con alguien totalmente desconocido por asuntos ajenos es 300mil veces más.

Esta es la historia de cuando una pandilla de cholos me golpeó.

captura-de-pantalla-2016-12-16-00-51-53

Su barrio los respaldaba.

En la prepa tenía un grupo de como 6 amigos que en general íbamos a todos lados juntos. Y como buenos prepos 18-añeros en provincia, teníamos una monótona rutina semanal para encontrar diversión.

La rutina era la siguiente: Jueves, a casa de alguien a platicar; Viernes, al centro a tomar; Sábado, al antro a tomar; Y Domingo, familiar y de cristo el salvador.

file-dec-16-12-33-37-am

Seguimos esa rutina religiosamente durante nuestros dos últimos años de la preparatoria. Y si creen que es muy monótona y aburrida, pues sí, pero not really. Nos la pasábamos BOMBA.

El antro al que SIEMPRE íbamos se llamaba “Básico”. Y no hace falta ser físico-nuclear para concluir que era la versión provinciana de Clásico. Era nuestra joya fayuca. Y la queríamos un chingo.

Captura de pantalla 2016-12-14 19.48.52.png

Dentro de esas puertas naranja estaba Básico (foto del 2010).

Como les decía, tenía 18 años de los cuales llevaba 18 en saldo blanco con respecto a golpearme con la gente. Y era un Sábado en la tarde en mi casa.

Ese sábado en particular no tenía nada de ganas de salir. Ya me había hecho a la idea de que me iba a quedar a ver películas o cualquier cagada que hiciera en ese entonces en mi casa un sábado por la noche (y que seguramente sigo haciendo en la actualidad).

Pero Rulo tenía planes diferentes para mí.

Rulo (Nombre editado), era mi amigo el intenso. No tomaba un “¡Que no quiero salir/ir/tomarme-ese-shot, cabrón!” por respuesta. Un auténtico go-getter. Era de los que a los 10 minutos de conocerte ya te abrazaba y a los 15 ya conocías su casa y a toda su familia. Es de esas personas que sus amigos quieren un chingo pero el resto de la sociedad no comprende.

MY HUMPS-MY HUMPS, MY HUMPS-MY HUMPS-MY HUMPS!!! Sonó mi Sony Ericsson Walkman.

sony-ericsson-w610

¡Tenía justo ese y ahora estoy llorando de nostalgia!

“Qué onda, Rulo.”

“Wey, ¿qué pedo? Nos vemos a las 11 afuera de Básico. Vamos todos. Ya tengo reservación.”

“No, wey. Hoy como que tengo huev—”

“Nomamespincheputonetavenoseasmamon-

weytedejodehablarsinovasahínosvemos, bye.”

*CLICK*

“¿Quién era?” pregunta mi mamá.

“Rulo. Que hoy a Básico. Van todos pero tengo mucha hueva.”

Ahora, esta es la parte pivotal de la historia en la que Deepak Chopra toma posesión de mi mamá y hace salir de su boca lo que están a punto de leer.

“Ay, hijo. Deberías de ir. A veces cuando menos quieres ir a algún lugar, mejor te la pasas.”

dalai-lama

En ese momento, mi cabeza dijo “GUATS? Eso no tiene mucho sentido”. Pero aún contaba con ese maravilloso regalo divino que tenemos la mayoría de las personas jóvenes de ver a los padres como gente extra-normal, sin defectos y que no cometen equivocaciones.

“Pues si. Creo que mejor sí voy.”

“WRONG!!”, diría Donald Trump.

11:20 de la noche y ya estoy de jeans con mi camisita blanca desfajada y chaleco formal negro (Maldito 2008. ¿Por qué pensábamos que eso se veía bien?) en Básico con todos mis amigos y como a esa misma hora llegó un grupo de weyes más grandes que nosotros a la mesa de al lado. Eran como 6-7, más o menos. Igual que nosotros, pidieron una botella y empezaron a tomar. Vagamente reconocí a un par, pero no hice mucho caso. Era provincia. Todo mundo se conoce.

pixel

Aquí una de las 300 veces que fui a Básico.

Les voy a ser sincero, me la estaba pasando chingón. Como buen 18-añero, estaba lleno de energía y de estómago para tomar MIL alcohol y al mismo tiempo bailar/cantar “You Are My Sunshine” y “La Gasolina”.

Después de muchas canciones y muchas copas, nos dieron las 2am. Nos la estábamos pasando chido, pero en la mesa de al lado algo raro comenzó a pasar.

En un altercado que no recuerdo con exactitud, alguien de esos weyes se empezó a empujar con un chico de otra mesa. El asunto escaló al punto de que ya varias personas se estaban empujando en esas dos mesas. Nosotros, inteligentemente, estábamos viendo desde lejitos. Porque, de nuevo, golpearte con alguien es estúpido; pero por un conflicto ajeno, 300mil veces más.

¿Pero saben quien no pensó tan racionalmente como el resto de la humanidad? Rulo.

Rulo el intenso dijo “Hmm. ¿Por qué no la hago de representante de la ONU y me meto en ese caldo de testosterona para calmar los humos? Si, eso haré. Es lo más sensato que alguien podría hacer en este preciso momento.”

Así que, ignorando nuestras advertencias, Rulo decidió evidenciar la teoría de Darwin de la evolución y meter su cara entre los musculosos hombros de un par de Neandertales.

“Ey, amigos, tranqu—“

¡¡¡PUM!!! Putazo a la cara.

tumblr_nxr88lo3x71rfd7lko1_500

En menos de lo que cantabas “I Kissed a girl and I liked it.” ya habíamos mandado a alguien a pagar la cuenta y sacado a Rulo a la calle.

El asunto no había pasado a más porque sacamos a Rulo rápidamente. En realidad el golpe no había sido para él. Rulo había sido víctima de fuego cruzado… puños cruzados, if you will. Así que todos estábamos afuera del antro platicando y cagando a Rulo por insensato y pendejo.

No sé por qué. Pero a pesar de que estábamos de que jijijí y jajajá afuera, había algo que no me cuadraba. Ya me quería ir.

Yo decía “Bueno, ya vámonos.” y contestaban “Si. Si.” pero nos distraíamos con algo y seguíamos ahí parados. Y después de estar como 15 minutos en eso, al fin decidimos irnos.

“Básico” estaba en un bulevar. Yo me crucé con uno de mis amigos justo enfrente porque me había estacionado de ese lado y más arriba. Fue en ese momento cuando el desvergue comenzó.

“¡AHÍ ESTÁN ESOS PUTOS!”

200_s

Los siguientes 20 segundos solo los puedo describir como el desembarco en Normandía de ’Salvando al Soldado Ryan’. En menos de lo que dices “¿Yo soy el puto?” ya teníamos a toda la banda chaira encima.

El primero que cayó fue Rulo. Lo agarraron justo cruzando la calle y lo empezaron a golpear entre dos.

Fede fue el segundo en caer. Se empezó a dar con uno a lado de un carro estacionado.

Alex, mi tercer amigo, corrió y no lo volvimos a ver jamás. RIP.

Mi primo (que también era parte del grupo “Esos putos”) y yo quedamos en shock sobre la banqueta. En segundos mi mente corrió todas las decisiones y sus ramificaciones que podía tomar en ese momento.

bcf.png

“¡No mames! ¡¿Qué está pasando?! ¡Le están dando en la madre a Rulo! ¡Wow, buen golpe, Fede! ¡¿Dónde está Alex?! ¿Qué hago? ¿A quién le pego? ¿Como se le pega a alguien? ¡Voy a ayudar a Rulo!… No. Mejor no. ¿Eso me hace mal amigo? Creo que si… No. Nuestra amistad es más profunda que una madriza con unos cholos. Rulo preferiría que estuviera a salvo. Si, mejor corro.”

Segundo y medio después de aceptar el pésimo amigo que era, me eché a correr.

Mi primo y yo corrimos hacia donde había estacionado mi carro. No habíamos pasado ni tres cuando algo salido de una película de terror se apareció en la banqueta justo frente a nosotros.

De un árbol saltó una figura obscura. No podía verle la cara ni ningún detalle que pudiera mencionar a la policía. El árbol tapaba toda la luz en esa parte de la banqueta y lo único que se podía ver era este ente negro. Alto y delgado. Una mano con un puño listo para juntar con nuestras caras y en la otra mano UNA PUTA LLAVE DE CRUZ.

tankgirl_alley_72

Y si esta historia puede que esté llena de hipérboles, lo que pasó a continuación es justo y exactamente lo que sucedió.

El energúmeno comenzó a caminar hacia nosotros, la llave de cruz sobre su cabeza lista para matar. Gracias, mamá, yo ni quería salir hoy y ahora voy a morir en una banqueta en provincia. En ese segundo me llené de paz y acepté trascender a la siguiente vida. Pero pasó algo que me hizo volver a creer en Dios.

“¡NO! ¡A él no! ¡Es el primo de Sarita!”

¡MILAGRO DIVINO! Una vez más el nepotismo y mí apellido me salvó el pellejo. Se me olvidaba que en esa ciudad valía más el escudo familiar que cualquiera que fuera la razón por la que nos estaban atacando.

Uno de los weyes le gritó eso a la bestia y esta dijo “Ah, ok.” y nos dejó pasar. Fue algo salido de ‘Dungeons & Dragons’ o algo así.

Cuando llegamos a mi camioneta nos subimos en chinga y arranqué.

MY HUMPS-MY HUMPS, MY HUMPS-MY HUMPS-MY HUMPS!!! Sonó mi Sony Ericsson Walkman de nuevo.

Era Rulo.

“¡Wey, corre que te están persiguiendo en un Mini Cooper!”

yej5oymwq8edyqbtl2io

¿Pero cómo? Soy el primo de Sarita.

Le lancé el teléfono a mi primo y aceleré como nunca en mi vida. Hacía poco había visto ‘The Italian Job’ y sabía a la perfección que ese puto Mini Cooper me iba a alcanzar sencillamente.

“¿Por qué nos golpearon? ¡No hicimos nada! ¿Por qué nos están persiguiendo?”, preguntó mi primo.

“¡CÁLLATE NO SÉ!”, grité mientras me pasaba 18 semáforos en rojo.

Me metí entre las calles del centro de la ciudad manejando como alma que lleva el diablo, hasta encontrar un callejón obscuro. Me estacioné un rato ahí para perderles el rastro y a que se me bajara el azúcar. Nunca vimos el Mini Cooper.

MY HUMPS-MY HUMPS, MY HU—

“¿Qué pasó, Rulo?”

“Ya estoy en mi casa wey, vente.”

Cuando llegué a casa de Rulo, sus papás le estaban curando las heridas que sufrió en esa batalla Tolkiana. Ya estaban ahí el resto de mis amigos. Fuera de algunos rasguños y moretones, estaban bien. Menos Alex. A él nunca lo volvimos a ver. RIP.

image-w448

Rulo me dijo, “Wey, cuando te fuiste en tu camioneta, todos corrieron a perseguirte y nos dejaron ahí.”

Wow. No mames. Después de todo, salvé el maldito día. Qué buen amigo soy.

 

¡Gracias por leer!

 

captura-de-pantalla-2016-12-16-01-55-42

Una foto del lugar exacto donde fuimos acribillados. (Foto del 2010)